lunes, 16 de junio de 2008

¿Por qué no aplicamos lo que sabemos?

¿Cuántas veces, a pesar de saber lo que es bueno, no lo aplicamos? Por qué es tan difícil la congruencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos?

Razón: Inercia. Somos criaturas de hábito, enraizados en nuestra mente. ¿Te has dado cuenta que usualmente mantienes un mismo patrón sea en tus finanzas, o en tus relaciones personales o profesionales? En efecto, tenemos programas que subconscientemente actúan como termostatos, regulando el comportamiento para cada área de vida y trabajo. ¿Qué hacer para efectuar un cambio?

Propuesta: Identifica tus programas. El primer paso para el cambio es ser honesto con la persona en el espejo. ¿Cómo identificar tu programa actual? La manera más fácil es observar tus resultados en los últimos meses y en los últimos años. No es fácil enfrentar la realidad, pero es necesario para iniciar el cambio.


Razón: Comodidad. Usualmente tomamos las acciones de menor resistencia, las que son más cómodas, las que implican menos esfuerzo, aunque no sean las mejores.

Propuesta: Sal de tu área de tu comfort. Intenta acciones nuevas, crea una prueba de 21 días, frecuenta aquellos lugares, personas que te serían más convenientes para crear un mejor hábito.


Miedo. Al fracaso, al rechazo, a ser diferente.

Propuesta: Exprésate. Usualmente hasta los artistas más famosos y experimentados sienten 'mariposas en el estómago' antes de salir al escenario. Recuerda que tienes el derecho divino a expresar tu individualidad. Actúa a pesar del miedo.


Si ya sabes lo que es bueno para tí y no lo estás aplicando, de nada sirve darse de latigazos. No es realista esperar un cambio de la noche a la mañana. Lo que sí es posible es comenzar ahora, con cambios que te acerquen a lo que tú sabes que te conviene.

Encuentra la manera de acercarte, hasta que se convierta en hábito, para que el termostato naturalmente indique una nueva temperatura, de mayor congruencia para tu vida y trabajo.

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