domingo, 27 de diciembre de 2009

Recién lavado

¿Te ha pasado que después de lavar tu coche manejas con más precaución, sacando la vuelta a los charcos y evitando cualquier otro atentado contra la pulcritud de tu auto? Hace unos días me sucedió algo que me hizo reflexionar: después de lavar el coche, iba manejando tranquilamente cuando el vehículo de enfrente desató una repentina tolvanera de polvo. Inmediatamente reduje la velocidad para evitar esta posible “empanizada”. Luego me puse a pensar que, unas horas antes, hubiera seguido sin frenar ya que mi coche tenía acumulada una que otra capa de polvo, así que no hubiera sido problema agregarle una más.

En el libro “Tipping Point”, Malcolm Gladwell expone que una propiedad en mal estado –llámese una casa que fue pintada con graffiti– es más propensa a seguir siendo objeto de ataques, a otra que es reparada inmediatamente. En el metro de Nueva York, por ejemplo, se dieron cuenta que al limpiar inmediatamente el graffiti las probabilidades de que se acumulara más bajaban, lo cual representó un renacimiento en limpieza visual no sólo para los usuarios del sistema de transporte, sino que con un sistema de transporte limpio, dieron paso a una nueva era para la ciudad en su conjunto.

Si no corregimos los pequeños detalles de nuestra vida, es más difícil corregir los grandes. La baja autoestima disminuye tu energía personal que puede llevar a un círculo vicioso de conductas negativas.

Una idea aparentemente simple puede tener repercusiones importantes en diversas áreas de vida y carrera. Por ejemplo, si una relación personal ya está dañada, es probable que no te tomes la molestia para remendarla. Quizá continúes con acciones, u omisiones, para seguir en la misma línea. Para la salud es igual, si ya estamos por arriba del peso normal, ¿qué más da otra mordida o trago?

En cambio, cuando dimos un paso para mejorar –lavando un automóvil, por ejemplo– seremos más cuidadosos de no deshacer nuestro avance. Tres consejos para iniciar un proceso de cambio positivo son los siguientes:

Comprométete a la mejora continua. Te recomiendo las pruebas de 21 días. Al repetir una acción por este período estamos creando nuevas conexiones neuronales a voluntad. La clave para definir una prueba es que sea una acción repetible por 21 días consecutivos, que no sea ni demasiado fácil y que no sea demasiado difícil. Un ejemplo de una prueba es comer vegetales u otra comida saludable por 21 días, caminar 15 minutos al día, hacer una llamada (personal o de negocios), etcétera. Este sistema un sistema muy sencillo para lograr la mejora continua. Aplícalo o crea tu propio sistema de mejora continua.

Mide tu éxito. Relacionado al punto anterior, medir el éxito consiste en definir indicadores. Por ejemplo, si pasas poco tiempo con tu familia, tu meta podría ser pasar al menos dos o tres veladas de calidad por semana con tu cónyuge o con tus hijos. Para saber qué es el éxito hay que medirlo.

Persiste. Uno de los errores más comunes de quien emprende cualquier proyecto es darse por vencido demasiado rápido y pensar que las “cosas no funcionaron”. Hay que recordar que cada proyecto es dinámico, es como un organismo vivo que cambia a cada momento, por lo que es preciso seguir intentando, a veces nuevas fórmulas. La mayoría de los proyectos tardan dos a tres años en comenzar a dar frutos y otros de 5 a 10 años. La paciencia va ligada a la persistencia y ambas son cualidades básicas.

La próxima vez que laves tu coche fíjate en tu manera de conducir. Acto seguido, reflexiona qué puedes hacer para llevar el principio a otras áreas de tu vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario