lunes, 2 de noviembre de 2009

El rey de Wirani

El escritor y pintor Gibran Khalil Gibran (1883-1931) nació en Bcherri (Líbano), y a los trece años, junto con su madre y hermanos, emigró a los Estados Unidos, radicando en la ciudad de Boston. Si bien la mayor parte de su obra está escrita en árabe, también creó textos en inglés, como El loco, donde pone en boca de un demente, propuestas a la manera del Zaratustra de Federico Nietzsche. El siguiente cuento, escrito hace casi 100 años, es un fragmento de esta obra.

Había un rey sabio y poderoso que gobernaba en la remota ciudad de Wirani. En el corazón de aquella ciudad había un pozo cuya agua era fresca y cristalina, y de ella bebían todos los habitantes, incluso el rey y sus cortesanos, porque en Wirani no había otro pozo.

Una noche, mientras todos dormían, una bruja entró en la ciudad y derramó siete gotas de un extraño líquido en el pozo, y dijo: "De ahora en adelante, todo el que beba de esta agua se volverá loco".

A la mañana siguiente, salvo el rey y su gran chambelán, todos los habitantes bebieron el agua del pozo y se volvieron locos, tal como lo había predicho la bruja.

Y durante aquel día, todas las gentes no hacían sino susurrar el uno al otro en las calles: "El rey está loco. Nuestro rey y su gran chambelán han perdido la razón. Naturalmente, no podemos ser gobernados por un rey loco. Es preciso destronarlo".

Aquella noche, el rey ordenó que le llevaran un vaso de oro con agua del pozo. Y cuando se lo trajeron, bebió copiosamente y dio de beber al gran chambelán.

Entonces, hubo gran regocijo en aquella remota ciudad de Wirani, porque el rey y su gran chambelán habían recobrado la razón.

* * *

Existe en el ser humano, por lo general, el impulso a ser 'normal', para sentirse parte de un grupo, de una tribu, que además brinde cobijo, protección, cariño, entre otros beneficios.

Pero en este afán de conformación, de 'normalización', no es raro perder las cualidades que hacen único al individuo, quien debe elegir, aparentemente, entre dar gusto a los demás, o ser fiel a si mismo.

¿Qué hacer?

1. Comprender que todos, en algún grado, hemos tomado el brebaje que impregna las ideas con lo 'socialmente aceptable', en busca de orden y estabilidad. En parte, es útil y necesario para la convivencia, por lo que, primero, hay que dejar de juzgar el programa y juzgar a los demás. Sin embargo hay que...

2. Pintar una línea; para tener claro hasta dónde estamos dispuestos a buscar una aceptación que implique la negación del propósito de vida. ¿'Tomar el brebaje' significará conformarme?... ¿estoy dispuesto a pagar dicho precio?

3. Buscar soluciones creativas. ¿Cómo sí puedo desarrollar mis talentos?, ¿cómo sí puedo servir a los demás?, ¿cómo sí puedo expresar quien soy? Cuando dejamos de juzgar, culpar o ver los obstáculos, el terreno queda listo para las soluciones.

4. Dialogar. Para ser escuchado, comienza a escuchar a los demás, recordando que no es útil pensar que 'el mundo está contra mí'. El 'rebelde con causa' se da cuenta que puede cumplir sus propósitos aún si los demás no están 100% de acuerdo con él, si sabe usar su inteligencia emocional para dialogar y llegar a acuerdos ganar-ganar.

Así, es necesario aplicar cierta dosis de perspicacia, diálogo y negociación y sobre todo practicar el no-juicio y la responsabilidad personal.

Pero al final de cuentas, triunfa aquella persona que se da cuenta que nunca existió lucha alguna, que el único conflicto, siempre fue interior.

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