lunes, 14 de julio de 2008

Cambiando a los demás

Se cuenta que un hombre que estaba en tratamiento psicoanalítico creía que era el gran Napoleón. Después de tres o cuatro años de tratamiento y de psicoanálisis, el psiquiatra pensó: 'Ahora está completamente curado'. Entonces le dijo:
-Ya está curado y puede irse a su casa.
El hombre dijo:
-¿A su casa?, querrá decir 'a su palacio'.

* * *

Estamos muy acostumbrados a tratar de cambiar a los demás, pero parece que hasta los esfuerzos más añejos y elaborados son poco útiles. El esposo que trata cambiar a la esposa (y viceversa), el maestro que trata cambiar al alumno, el padre que trata cambiar al hijo, etc.

Cuando enfocamos la energía en apreciar, en exaltar lo bueno, las virtudes, las fortalezas, en lugar de 'corregir' lo malo, nos encontramos con un efecto mágico. No sólo comienzan a acentuarse las virtudes, sino que los defectos, que muchas veces estaban ahí por rebeldía, ya no tienen razón de ser.

En efecto, es más fácil lograr que una persona se aferre a su posición cuando enfrenta una constante crítica, a que la persona deje a un lado aquello que defiende, porque esto sería igual a una derrota.

En realidad no es posible cambiar a los demás. Sólo existe el cambio interno.

Lo que nos queda es la oportunidad de apreciar lo bueno, reforzarlo, apoyando la evolución natural de los demás... y claro empezando por uno mismo.

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