lunes, 7 de julio de 2008

Prohibido leer este mensaje

La psicología de la prohibición


Los líderes, padres de familia, dirigentes, maestros o cualquier persona en posición de autoridad puede preguntarse: ¿por qué prohibir algo puede resultar contraproducente?

La Facultad de Psicología de la Universidad de Maastricht en Holanda condujo un interesante experimento. Los investigadores querían saber si la prohibición de un determinado alimento tenía algún efecto en el consumo por parte de niños, sujetos del estudio.

Se encontró que el antojo del alimento prohibido incrementó, seguido por un sobre-consumo en la segunda fase del experimento, mientras que el nivel de antojo se mantuvo constante para el grupo de control.

Aquellos niños cuyos padres impusieron muy poca o mucha restricción, consumieron más kilocalorías durante todo el experimento, en contraste con los niños que estuvieron expuestos a un nivel moderado de restricción.

De acuerdo a los investigadores, el experimento demuestra que el nivel de restricción puede tener un efecto adverso en la preferencia alimentaria y en la ingesta de calorías de los niños.

Al menos en el terreno alimenticio, una sobre-restricción puede tener los mimos efectos que imponer pocas o nulas restricciones. El equilibrio, demuestran los estudios de la Universidad de Maastricht, es la clave.

  • Atención. Al prohibir algo estamos invitando al enfoque consciente, quizá de algo que ni siquiera pasaba por la mente. Si alguien te pide que no pienses en una hormiga azul, es prácticamente imposible no pensar en ella, por más disciplinada que sea tu mente. Una persona consciente sabrá discernir si es relevante, importante o deseable mantener el enfoque en ese pensamiento, pero por el momento ya pasó por la ventana de conciencia.
  • Disponibilidad. Una vez que nuestra atención está enfocada en un objeto, nuestro deseo por ese objeto se incrementa cuando resulta ser escaso o prohibido. Notablemente, este principio opera aún cuando no sintamos una atracción inicial hacia dicho objeto.

¿Qué hacer? Ofrecer alternativas. Para evitar una conducta que nos parece indeseable o negativa, resulta mucho más útil enfocar el diálogo y las energías en aquello que nos parece deseable o positivo.


Prohibir puede resultar contraproducente, tanto como 'echarle gasolina al fuego'. Se trata de propiciar el enfoque en la conducta deseada, llámese las soluciones y no los problemas.

* * *

Y para finalizar te propongo un reto amable, un experimento: ¿qué tal si , de una forma muy creativa, le prohibes a tu pareja, hijos, etc. algo que en realidad te gustaría alentar?... será interesante ver el resultado.


Ojo: favor de no compartir conmigo los resultados de tu experimento: victor@w8education.com : )

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