miércoles, 19 de noviembre de 2008

Lección en el desierto

Relata la leyenda que un hombre estaba perdido en el desierto, destinado a morir de sed, pero, para su buena suerte, llegó a una cabaña vieja, desmoronada, sin ventanas, y sin techos.

El hombre anduvo por ahí y se encontró con una pequeña sombra donde acomodarse para huir del calor y del sol desértico. Mirando a su alrededor, vio una vieja bomba de agua, toda oxidada... se arrastró hasta ella, tomó de la manivela y comenzó a bombear, a bombear y a bombear sin parar, pero nada sucedía.

Desilusionado, cayó postrado y notó que a su lado había una botella vieja, la miró, la limpió de todo el polvo que la rodeaba, y pudo leer un recado que decía:

"Usted necesita primero preparar la bomba con toda el agua que contiene esta botella mi amigo, después, por favor tenga la gentileza de llenarla nuevamente antes de marchar."

El hombre desenroscó la tapa de la botella, y en efecto, ahí estaba el agua -¡la botella estaba llena! De repente, se vio en un dilema: si bebiese aquella agua, él podría sobrevivir, pero si la vertía en esa bomba vieja y oxidada, tal vez obtendría agua fresca, bien fría, del fondo del pozo, y podría tomar toda el agua que él quisiese, o tal vez no, tal vez, la bomba no funcionaría y el agua de la botella sería desperdiciada.

¿Qué debería hacer? ¿Derramar el agua en la bomba y esperar a que saliese agua fresca o beber el agua vieja de la botella e ignorar el mensaje?, debiera perder toda aquella agua en la esperanza de que las instrucciones resultaran ser ciertas? Asimismo si bebía de aquella botella, ya no habría agua para preparar la bomba, lo que pondría en riesgo la vida del próximo viajero sediento. ¿Qué hacer?...

Sin tener la certeza plena, el hombre derramó toda el agua en la bomba, enseguida agarró la manivela, comenzó a bombear y el viejo equipo comenzó a rechinar sin parar -¡nada pasaba! la bomba continuaba con sus ruidos y entonces surgió un hilo de agua, después un pequeño flujo y finalmente, el agua corrió con abundancia, agua fresca, cristalina, él llenó la botella y bebió ansiosamente, la llenó otra vez y tomó aún más de su contenido refrescante.

Enseguida, la llenó de nuevo para el próximo viajante, la llenó hasta la boca, tomó la pequeña nota y agrego la frase: "¡Créame que funciona!"

* * *

¿Te reconoces en esta historia del viajero sediento? ¿Reconoces tus proyectos, tus ideales, tus anhelos? Quizá después de muchos años o décadas de esfuerzos, de una fe inquebrantable, finalmente estás por ver brotar las bendiciones... muy merecidas, por cierto.

¿Para ti, qué representa la botella de agua, la manivela?

Un poco más de agua... un giro más de la manivela...

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