jueves, 15 de enero de 2009

Tiempo de construir

¿Qué tienen en común el Templo de la Sagrada Familia en Barcelona, el puente Akashi-Kaikyo en Japón y el Imperio Romano?

El Templo de la Sagrada Familia fue diseñado por el arquitecto catalán Antoni Gaudí. Iniciado en 1882, al día de hoy, sigue en construcción. Es la obra maestra de Gaudí, máximo exponente de la arquitectura modernista catalana. Se hizo cargo a sus 31 años de edad, dedicándole el resto de su vida a la magistral creación, y los últimos quince de forma exclusiva.

El templo, cuando esté terminado, dispondrá de 18 torres: cuatro en cada una de las tres entradas-portales y, a modo de cúpulas, se dispondrá un sistema de seis torres, con la torre cimborio central, de 170 metros de altura, otras cuatro alrededor de ésta, y un segundo cimborio.

Por otro lado, los comienzos del Imperio Romano se remontan a 750 años antes de Cristo. En la península itálica habitaban diferentes pueblos, entre ellos latinos y etruscos. Cuando los pobladores nómadas finalmente comenzaron a echar raíz, sientan las bases para la fundación de Roma, en 753 A.C. por Rómulo (de ahí el nombre). Comenzaron como una pequeña ciudad-estado y a pesar de sus orígenes humildes conquistaron gran parte del mundo conocido.

La lista de emperadores, cada uno de los cuales  sería en su momento la persona con mayor poder político en el mundo, incluye a Octavio Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio, Nerón, Flavio, Vespasiano, Tito, Domiciano, Trajano, Adriano, Antonio Pío, Marco Aurelio, Séptimo Severo, Caracalla, Diocleciano, Teodosio el Grande y Rómulo Augusto, gobernando por un período conjunto superior a doce siglos.

Finalmente, el Gran Puente del Estrecho Akashi Kaikyo, en Japón, es el puente colgante que une Honshu con la Isla de Awaji, cruzando uno de los estrechos más transitados del mundo (más de 1,000 embarcaciones diarias). Es el más largo del mundo en su género con 3.9 kms de longitud. Es soportado por dos cables que son considerados los más resistentes y pesados del mundo.

Antes que fuera construido, las embarcaciones de pasajeros cruzaban el peligroso Estrecho Akashi. En 1955 debido a la densa niebla, dos de estas embarcaciones colisionaron durante una tormenta, matando a 168 niños. El trauma social convenció al gobierno japonés de emprender la titánica obra de unir a la isla de Awaji con Honshu, ¡en un tramo de casi 4 kilómetros!

Pero construir semejante obra representaba un problema que en aquel momento no tenía solución, ya que la estructura tendría que soportar movimientos de 8.5 grados en la escala de Richter, vientos de 286 kilómetros por hora y corrientes marinas muy agresivas. Llevó más de 30 años a los ingenieros japoneses resolver estos retos con planteamientos completamente originales. La construcción comenzó en mayo de 1986 y después de casi 12 años de construcción el Gran Puente del Estrecho Akashi Kaikyō abrió finalmente al público el 5 de abril de 1998.

La obra maestra de Gaudí inició en 1882 y a la fecha sigue en construcción. El Imperio Romano abarca un período aproximado de 12 siglos y no fue sino hasta el séptimo de estos que tuvo su auge. Para los japoneses tomó 43 años construir el puente de Akashi Kaikyo.

Vivimos en una cultura de arreglos rápidos, de soluciones al momento, de gratificación instantánea.

Gran parte de empresarios confiesa que no ha sido sino después de muchos años de esfuerzo que finalmente vienen las recompensas. No existen los atajos, no hay trucos, lo que existe es el trabajo, y sobre todo la fe, la certeza de que a pesar de los embates y los signos contradictorios, al final, lo que triunfa es mantener la mente y el corazón puestos en la meta.

Bloque por bloque, persona por persona, pieza por pieza, se construyen imponentes catedrales, imperios colosales y obras que asombran.

El desarrollo personal y profesional de una persona es igual. Es preciso construir, edificar día con día. El carácter firme y la visión son claves para no sucumbir al desánimo.

La ausencia de resultados inmediatos no es un indicador de fracaso, sino un llamado a la perseverancia. Indica que hace falta más esfuerzo o cambiar el rumbo, arriesgar más, intentar nuevas ideas, usar realmente la creatividad.

En la incertidumbre, es preciso creer y actuar, dejando a un lado el miedo, construyendo, intentando nuevas fórmulas.

La paciencia y sobre todo la constancia caracterizan a quienes dejan una huella en la historia, en el día a día, y en los corazones.

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