miércoles, 2 de septiembre de 2009

Fuente de juventud

La semana pasada de casualidad me encontré con un amigo que tenía unos 15 años sin ver. Habíamos sido más o menos contemporáneos en la escuela (él iba unos 5 años adelante).

Inmediatamente lo reconocí y lo primero que le dije: '¡qué bárbaro, estás igualito!' Un tanto en tono de broma, le pregunté cuál era el 'secreto de su juventud'. Sin embargo, no me esperaba su respuesta... dijo: 'todo es mental'. Obviamente me interesó saber más, así que insistí: 'platícame'...

Me relató cómo es que conforme crecemos nos vamos creyendo más y más nuestro rol de 'adultos', haciendo de la vida una cosa 'seria'. Pero él no hablada de evitar las responsabilidades o el madurar emocionalmente, sino del tipo de 'adulto' que deja de ser libre, para convertirse presa del estrés.

Me platicaba cómo es que usualmente, en sociedad, estamos demasiado preocupados por qué dirán los demás, por quedar bien y olvidamos quedar bien con la persona más importante: uno mismo.

Resumió su 'secreto' al decirme más o menos lo siguiente: olvídate de estar compitiendo por tener más, sé libre de este y otro tipo de presiones sociales; busca tu felicidad y compártela con quien amas... un consejo muy sabio.

Esto va en línea con lo que aconseja la autora de Choosing Simplicity: Real People Finding Peace and Fulfillment in a Complex World, Linda Breen Pierce. Ella viajaba en el carril rápido de la vida, era una verdadera adicta al trabajo. Después de años de vivir para trabajar optó mejor por una vida 'simplicidad voluntaria'.

Su viaje la llevó a crear el Estudio de Simplicidad Pierce y a escribir el libro mencionado, Eligiendo la Simplicidad: Personas Reales Encontrando Paz y Plenitud en un Mundo Complejo.

Afirma la autora:

'Nadie debe escoger una simplicidad voluntaria acompañada por una pobreza involuntaria. Sin embargo, esta simplicidad si representa un llamado a vivir más ligeramente, con menos distracciones. Se trata de enfocarse en lo que realmente necesitamos y en lo que verdaderamente anhelamos, no sólo ligado a las posesiones materiales, sino al trabajo, las relaciones y el tiempo libre que realmente deseamos'.

Relata Linda que su viaje a una aldea en Senegal en 1968 tuvo un impacto profundo en su vida. 'Experimenté una comunidad que trabajaban duro, pero siempre entre risas y cantos. Estas personas eran pobres para el estándar occidental, sin agua corriente, electricidad u otras modernidades, pero demostraban un enorme gozo en sus vidas.'

'Tenían un sentido profundo del humor. Ahí entendí que la felicidad no depende de la riqueza material'. Fue entonces que Linda comenzó a cuestionar el sueño americano: un sueño de dinero, poder y estatus.

'En lo personal, había logrado consumar el sueño americano en mis treinta', afirma Linda. 'Mi esposo y yo vivíamos en Los Angeles, donde practicaba el derecho corporativo. Ganaba más de medio millón de dólares al año y disfrutaba todos los lujos, vacaciones y otras amenidades que mi salario me permitía. Era respetada en mi profesión. Pero después de diez años de practicar, comencé a cuestionarlo todo.'

'¿Qué tipo de contribución estaba haciendo a la sociedad?, ¿cómo me sentiría al retirarme y ver hacia atrás?' Después de mucha introspección, Linda concluyó que no deseaba pasar los siguientes 30 años de su vida ayudando a las personas a pelearse entre ellas.

Este despertar la llevó a simplificar su vida. Algunos de los consejos que Linda comparte son:

• Limite las posesiones materiales sólo a lo que necesita o aprecia.
• Dedíquese a un trabajo con significado por 30 horas a la semana o menos, con paga o no, con pocas horas de traslado cada día para llegar a su trabajo.
• Disfrute de relaciones de calidad con amigos y familiares.
• Participe en actividades de entretenimiento que sean alegres y placenteras.
• Mantenga una relación consciente con el dinero.
• Conéctese con su comunidad, aunque no necesariamente mediante las organizaciones formales.
• Practique el consumo sostenible.
• Incorpore prácticas de vida saludable, como hacer ejercicio, dormir y alimentarse.
• Concéntrese en su crecimiento y en su vida espiritual.
• Pase tiempo en la naturaleza con regularidad.
• Viva en un ambiente bello.
• Viva en armonía con sus valores.

Recuperamos nuestra juventud al vivir primero para ser feliz uno mismo y luego para hacer felices a los demás. Lo más curioso es que al hacerlo, como efecto colateral, es cuando más contribuimos a la armonía de nuestro entorno; el mayor servicio que podemos hacer a la sociedad es estar bien con uno mismo, porque al hacerlo te das cuenta que puedes hacer más por los demás.

El 'secreto' de la juventud es evitar el estrés continúo que viene de vivir una vida prestada. La fuente de juventud es una 'píldora' que se toma al regresar a la sencillez del ser, hacer y tener.

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